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19/10/2011
Hace más de cinco mil años, allá por el 3700 a.C., los primeros pobladores de Paterna ya se decidieron por la Vallesa como lugar de residencia. En plena Edad de Bronce, cerca de una veintena de agricultores y ganaderos construyeron en lo alto de esta loma una casa de tres estancias. Durante 300 años, se sucedieron las primeras generaciones de paterneros de los que hoy se tiene constancia, y afortunadamente, podemos conocer los vestigios de su vida cotidiana gracias a las excursiones que cada año organiza el Parque Natural del Turia.
Descubierto en 1928, el asentamiento lleva 25 años bajo la escrupulosa mirada de Mª Jesús de Pedro, directora del yacimiento y arqueóloga conservadora del Museo de Prehistoria de Valencia. En 1984 comenzaron las primeras excavaciones por el peligro que corría ante los constantes saqueos en el complejo, y desde entonces, un mes al año, la Lloma de Betxí ha recibido la visita de arqueólogos, conservadores y restauradores para intentar desvelar la historia de esta casa.
De 34 metros de largo por diez de ancho y con tres estancias, la Lloma de Betxí acogía en su interior a una familia de agricultores y ganaderos que ya establecían relaciones con otros yacimientos cercanos al Turia como el de Despeñaperros o Els Carassols, en Riba Roja. En su interior aún quedan vestigios del potente incendio que asoló la vivienda, y “gracias” a él, la cerámica descubierta mantiene una dureza y calidad extraordinaria, ya que sus inquilinos reconstruyeron la vivienda encima de los escombros que sirvieron de horno al caer el techo y quedar todo sepultado.
Esta circunstancia ha permitido recuperar muchos vasos y recipientes de la época para recomponerlos completamente, mientras que algunos de ellos todavía contenían trigo, cebada o bellotas. Con el avance de las excavaciones, muchos objetos se encontraron en su ubicación original, llegando hasta nuestros días molinos para el trigo, hornos pequeños para el pan, pieles, huesos decorativos o cuerdas de esparto. Toda una huella de la vida de estos primeros pobladores de Paterna.
Un pasillo cubierto recorría el exterior de las habitaciones, soportado por bancales con los que los paterneros ganaban terreno a la montaña para cultivar o crear nuevos lugares de esparcimiento. En este mismo lugar se encontraron los restos de un anciano que falleció en el 3.700 a.C., mientras que 300 años más tarde, en la cara oeste, se encontraron los restos de un hombre de mediana edad.
En el 2007 las técnicas de excavación y conservación ya habían avanzado mucho, lo que ha permitido consolidar el enlucido de las paredes y cubrirlo para aumentar su durabilidad, mientras que estos últimos años los trabajos se han centrado en recuperar las terrazas y bancales, donde se han encontrado cisternas para recoger y almacenar el agua.
La declaración de la Vallesa como Parque Natural del Turia cita a la Lloma de Betxí como referente del patrimonio arqueológico de la Comunitat, por lo que su conservación es clave para que todo el trabajo realizado en él pueda revertir en la sociedad y se ponga en valor la importancia de este emplazamiento privilegiado.